Un estudio desarrollado por María Cristina Guamán- Burneo, Nory González-Romero y Alex Santillán-Sarmiento, investigadores del Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), Universidad de las Américas y Universidad Tecnológica Indoamérica, revela la presencia de 92 géneros distintos de microalgas en 28 lagos y lagunas del norte, centro y sur de los Andes tropicales del Ecuador.
Esta investigación, publicada en la revista internacional Hydrobiology (MDPI), constituye la primera evaluación integral de la diversidad microalgal en los Andes ecuatorianos, un ecosistema clave para la regulación del agua y el mantenimiento de la biodiversidad en la región.
Las microalgas son organismos microscópicos, en su mayoría fotosintéticos, que producen oxígeno y constituyen la base de las cadenas tróficas en ríos, lagos y océanos. También son bioindicadores naturales del estado de salud de los ecosistemas acuáticos y fuente de compuestos con alto potencial biotecnológico, como proteínas, pigmentos, lípidos y vitaminas.
El equipo de investigación colectó muestras de agua en lagos ubicados entre los 2700 y 4725 metros sobre el nivel del mar, dentro de parques nacionales y reservas ecológicas como Antisana, Cotopaxi, Llanganates, Sangay, Los Ilinizas, y El Cajas, entre otros.
Los análisis taxonómicos permitieron identificar 92 géneros de microalgas pertenecientes a seis grandes grupos taxonómicos: Bacillariophyta (diatomeas), Chlorophyta (algas verdes), Cyanophyta (cianobacterias), Euglenophyta, Ochrophyta y Glaucophyta.
Entre los géneros más comunes se encuentran Chlorella, Nitzschia, Anabaena, Botryococcus y Nostoc, algunas de las cuales tienen aplicaciones potenciales en la industria alimentaria, la agricultura sostenible y la producción de biocombustibles, lo que abre una oportunidad para desarrollar procesos biotecnológicos adaptados a las condiciones ecuatorianas
Asimismo, el estudio señala que el Lago Chinchillas, en la provincia de Loja, fue el que presentó la mayor riqueza, seguido por los lagos Rodeococha y Anteojos. En contraste, cuerpos de agua como Loreto o Manantial mostraron una diversidad mucho menor, lo que evidencia cómo las condiciones locales (altitud, aislamiento y actividad humana) influyen en la composición de las comunidades microalgales.
Los investigadores también analizaron la relación entre las microalgas y las condiciones fisicoquímicas del agua, como temperatura, pH, conductividad y sólidos disueltos. Los resultados muestran que la temperatura está positivamente asociada con la mayoría de los grupos de microalgas, excepto con las glaucofitas, mientras que niveles altos de pH y conductividad se relacionan con una menor diversidad.
En otras palabras, los lagos más fríos y menos mineralizados tienden a albergar una mayor riqueza microalgal, lo cual subraya la sensibilidad de estos organismos ante los cambios ambientales. Estas observaciones son especialmente relevantes frente al calentamiento global, que podría alterar significativamente la composición de las comunidades microalgales en los ecosistemas altoandinos.
Ecuador, reconocido como uno de los 17 países megadiversos del mundo, alberga altos niveles de endemismo y cuenta con 88 Áreas Clave para la Biodiversidad (ACB), que abarcan el 36 % del territorio correspondiente al punto crítico de los Andes Tropicales. Las ACB con mayor Valor Relativo de Biodiversidad (VRB) se concentran en la región andina norte. Además, el país incluye zonas de transición entre el hotspot Tumbes–Chocó–Magdalena y el Área Silvestre Amazónica, que contienen ecosistemas únicos con su flora y fauna asociadas.
Las microalgas constituyen una fuente extraordinariamente rica de metabolitos con aplicaciones en diversas industrias, aunque de las más de 30.000 especies descritas solo una pequeña fracción ha sido estudiada o aprovechada en profundidad. Su presencia o ausencia en determinados hábitats refleja la calidad del agua, lo que las convierte en indicadores clave del estado de los ecosistemas acuáticos. Por lo tanto, comprender la composición y la dinámica de las comunidades de microalgas es esencial para los ecosistemas de agua dulce.
En este contexto, el estudio sobre la diversidad de microalgas en lagos y lagunas andinas adquiere especial relevancia, al aportar información inédita sobre un componente poco explorado de la biodiversidad ecuatoriana. Los Andes Tropicales albergan una gran variedad de ambientes lacustres que ofrecen hábitats únicos para estos microorganismos, cuya riqueza y distribución aún son poco conocidas pese a su importancia ecológica y potencial biotecnológico.
Comprender la dinámica de estas comunidades en los ecosistemas altoandinos no solo amplía el conocimiento sobre la riqueza biológica del país, sino que también contribuye al diseño de estrategias de conservación y manejo sostenible del agua frente al cambio climático y las actividades humanas.
El estudio completo lo encuentra aquí: https://www.mdpi.com/2673-9917/4/4/28
Con información de INABIO








