Construir bicicletas con botellas plásticas (PET) parecería difícil, increíble e incluso imposible, pero desde hace un mes esto es una realidad que rueda por las calles de Quito.
Juan Eduardo Centeno, director general de Re-ciclas, menciona que las botellas son la principal arma de trabajo con la que pretende dar una segunda utilidad al plástico que los humanos desechamos. Su objetivo es evitar el incremento de la contaminación de los océanos y mares con el material.
Según la fundación Gravity Wave, a nivel mundial se desechan 260 millones de plásticos. De esto, 8 millones van al mar y solo un 9 % se recicla. El 80 % de los desechos plásticos que se amontonan en los océanos provienen de fuentes terrenales, es decir, fueron arrastrados por los vientos o la lluvia hacia sitios acuíferos.
La falta de interés social sobre este tema ha provocado el surgimiento de siete islas de plástico que deambulan por las aguas de todo el mundo. Están ubicados en los vórtices de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. La masa de basura plástica sigue en aumento. Según la revista Nature, la gran mancha de basura del océano Pacífico Norte completaría una superficie de alrededor de 710 000 km2.
“Quise unir la necesidad de movilidad con la ambiental y por eso se me ocurrió esta idea”, dice Centeno desde la oficina de Re-ciclas, ubicada frente a la Tribuna de los Shyris, en Quito.
Lo que para algunos es basura, para el director de la empresa ecológica es una segunda oportunidad para construir un medio de transporte. “Esto se va a convertir en algo útil. Lo que para unos es basura para otros es dinero. Es otra oportunidad. Con esta y con 299 más podría armar una “cicla” o bicicleta”, relata Centeno, mientras junta botellas de energizante.
David Quipo, de 39 años, trabaja en el laboratorio de reciclaje de la empresa junto a Centeno. En ese lugar se encargan de recibir materiales como botellas, pilas, artefactos electrónicos y plásticos para darles una segunda vida. Quipo dice sentirse responsable de contribuir con la Tierra, pero también con su salvación.
En este espacio, que no mide más de siete metros cuadrados, se reciben botellas de plástico ‘pet’. Estos son accesorios transparentes en los que se envasa gaseosas, agua y bebidas deportivas.
En un mes, Quipo ha recaudado 232 kilos de material óptimo para rehusar. “La gente poco a poco se va concientizando sobre este problema”, indica.
Durante estos meses Re-ciclas busca a personas interesadas en sumarse a su campaña en favor del medioambiente. A cambio de 1 000 kilos de botellas se entrega una bicicleta hecha a partir de material reciclado.
Centeno comenta que hay personas que se han propuesto llegar de diferentes partes del país con ayuda. Y el recuerda que un hombre de la Costa ecuatoriana había recolectado en dos semanas el material y recibió su bici todo terreno como recompensa.
En las pruebas de producción se estableció que las propiedades del plástico permitirán una alta resistencia de la bicicleta. Su capacidad para cargar a una persona es de 150 kilogramos.
¿Cómo se fabrican las bicicletas recicladas?
En el proceso de fabricación, más allá de obtener la materia prima que son las botellas, también se debe retirar las etiquetas y tapas de los envases.
Estos se lavan a presión, en una máquina especial para retirar cualquier fragmento de etiquetas. Luego se las tritura y se las mezcla con resina. Esta sustancia se ubica en un molde de inyección desde donde se dará forma al cuadro de la bicicleta a base de calor.
Finalmente, el resto es cuestión de gustos y necesidades. Adecuar las marchas, los tubos de contención, las llantas, los manubrios, el asiento y el color.
Con información de El Telégrafo