Ataques en lugar de propuestas
Durante el reciente debate presidencial, Andrea González, candidata por Sociedad Patriótica, centró casi toda su intervención en atacar a Luisa González, la candidata más opcionada para llegar a Carondelet. González optó por descalificar a la otra candidata sin ofrecer propuestas claras y estructuradas. Este enfoque, aunque efectivo en generar confrontación, no aporta nada sustancial al debate sobre cómo mejorar el país.
Críticas a la Constitución y falta de fundamentos
Uno de los puntos más polémicos fue su ataque a la Constitución de 2008, a la que calificó de «profundamente chavista» y permisiva y que promueve un narcoestado. Sin embargo, expertos como la constitucionalista Ximena Ron señalaron que estas afirmaciones denotan un desconocimiento básico del marco legal. La Constitución, argumentó Ron, protege los derechos de los ciudadanos y permite que los jueces realicen su labor sin interferencias, refutando así los calificativos de González.
La estrategia anticorreísta: ¿un voto asegurado?
En su intento por captar el voto anticorreísta, González se presentó como una fuerte opositora de Rafael Correa y su legado. Sin embargo, algunos analistas apuntaron que este enfoque polarizante podría limitar su apoyo entre los votantes indecisos. La consultora Marianella Valdez indicó que un debate presidencial debería ser una oportunidad para posicionar propuestas y no para caer en una crítica constante y vacía hacia el pasado.
La agenda de reducción del Estado: ¿modelo viable?
Una de las propuestas más debatidas fue su llamado a reducir el tamaño del Estado y eliminar ministerios, similar a lo que hizo el presidente argentino Javier Milei. Esta propuesta, sin embargo, fue considerada peligrosa por varios analistas, quienes advirtieron que no aborda de manera efectiva los problemas estructurales que enfrenta el país.
La comunicadora Leslie Feijó cuestionó la falta de fundamentos detrás de estas propuestas y recordó que la Constitución de 2008 fue pionera al reconocer los derechos de la naturaleza, algo que González parecía desconocer.
¿Rafael Correa, el gran ganador del debate?
Aunque el expresidente Correa ya no está en la papeleta electoral desde hace más de ocho años, su figura sigue siendo un tema central en la campaña. Muchos analistas coincidieron en que las constantes menciones a Correa por parte de González revivieron su presencia política, lo cual no favoreció un debate constructivo sobre las verdaderas soluciones para Ecuador. Algunos expertos señalaron que la obsesión de la candidata con Correa impidió que se discutieran temas cruciales para el futuro del país.
El sistema electoral: el verdadero perdedor
El debate también puso en evidencia las limitaciones del sistema electoral ecuatoriano, que, según varios analistas, favorece el proselitismo vacío y no contribuye a un debate político genuino. Ruth Hidalgo, decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la UDLA, señaló que el actual formato de debates con demasiados candidatos contribuye a la mediocridad, ya que no permite a los participantes profundizar en sus propuestas ni generar empatía con el electorado.
Conclusión
En resumen, el reciente debate presidencial mostró la falta de propuestas claras por parte de la mayoría de los candidatos, así como de Andrea González, quien se centró más en la confrontación que en presentar soluciones viables para los problemas de Ecuador.
A pesar de que algunos sectores intentan posicionarla como la ganadora, su enfoque agresivo y su falta de contenido en las respuestas podrían alejarla del apoyo de los votantes que buscan un futuro más constructivo para el país. Los votantes, finalmente, decidirán quién tiene la capacidad de liderar Ecuador hacia una solución real y efectiva en las urnas el próximo 9 de febrero.