El debate presidencial fue objeto de un exhaustivo análisis por parte de la catedrática en comunicación Caroline Ávila y el sociólogo David Chávez. Ambos expertos evaluaron temas como el formato del debate, las estrategias de los equipos de campaña, y la captación del voto indeciso.
Evaluación del debate
Ávila subraya que, a pesar de las expectativas de los electores indecisos, el debate no logró inclinar la balanza hacia ninguna de las principales tendencias. Según la docente, las figuras que destacaron fueron aquellas que realizaron intervenciones memorables, como el cierre del candidato Leonidas Iza y la estrategia de la candidata Andrea González, centrada en atraer el voto anticorreísta.
Chávez, por su parte, señala que el debate evidenció la presencia de «políticos advenedizos», quienes, con promesas populistas y falta de experiencia, «se dedicaron a hacer el ridículo y a insultar a los electores». Además, destacó el mejor desempeño de los candidatos con trayectoria partidaria, experiencia en la gestión pública y posturas ideológicas claras. También resaltó la importancia de incluir más mujeres en la política, ya que fueron las que mejor se desempeñaron en los debates.
Críticas al formato del debate y a las preguntas del CNE
Tanto Ávila como Chávez coinciden en que el formato del debate y las preguntas del Comité de Expertos del CNE no reflejaron la realidad de los ecuatorianos. Para el analista Jacobo García, el cuestionamiento sobre juzgar a los menores como adultos fue una solución simplista al tema de la inseguridad. Chávez coincide en que se debieron abordar temas como las violaciones a la Constitución o los derechos humanos, en lugar de centrarse en un tema que favoreció al candidato Daniel Noboa.
Este enfoque del debate es interpretado como un intento de respaldar a Noboa, lo que generó críticas sobre la imparcialidad del organismo electoral. Chávez también advirtió sobre el uso del anticorreísmo como herramienta política, lo que evidencia una derechización de la política ecuatoriana.
Sobre el formato
El analista Kintto Lucas calificó el formato como un reflejo del bajo nivel político del Ecuador, pues no permitió un intercambio de ideas entre los candidatos. Ávila coincidió, añadiendo que el CNE organiza los debates para proteger a ciertos candidatos, desaprovechando el interés del electorado y reduciendo el rol de los moderadores a meros lectores de preguntas.
Una sugerencia para mejorar los debates es organizar grupos según las preferencias reveladas en encuestas, para que los votantes puedan conocer propuestas concretas y viables, aunque esto podría alterar la percepción de la democracia, afirmó.
Reformas al sistema electoral
Chávez y Ávila coincidieron en la necesidad de reformar el Código de la Democracia y regresar al diseño original de los años 80, que requería que los candidatos tuvieran trayectoria partidaria para participar en elecciones. Esta reforma, según Chávez, fortalecería los partidos y las propuestas políticas.
Sobre la estrategia de Luisa González.
El reto de Luisa González a Daniel Noboa fue calificado como una estrategia ofensiva que evidenció la desconexión de Noboa con los temas de interés nacional. A pesar de esta movida, Chávez considera que las tendencias electorales no cambiarán significativamente, ya que el electorado ecuatoriano ha mostrado un comportamiento estructural.
¿Por qué la figura de Correa sigue presente?
Chávez señaló que la derecha ecuatoriana sigue sin tener un proyecto político propio, y se ha convertido en un movimiento parasitario del correísmo, que sigue siendo un factor crucial en la política del país.
Ávila también destacó que, en un contexto mediático saturado, el anticorreísmo se utiliza como una estrategia de mercado político.
«Correa ha sido el político más relevante que ha tenido el país en décadas y él y su movimiento van a seguir marcando la política ecuatoriana por mucho tiempo» manifestó Chávez.
Panorama electoral para las últimas semanas
Chávez augura que la derecha continuará apoyando a Noboa, pese a las críticas por su falta de gestión. Por otro lado, los votantes de izquierda podrían inclinarse por la tendencia mayoritaria que comulgen con sus criterios. Ávila coincide en que el debate ha reforzado las tendencias reveladas por las encuestas, pero ambos afirman que un «golpe de efecto dramático» podría cambiar el curso de la elección.
Chávez concluye que la tendencia correísta se debe apuntalar como opción política de las clases trabajadoras y demostrar que el odio utilizado como estrategia, por las oligarquías, es la causante de las crisis que vive el Ecuador.