El Decreto Ejecutivo 500, emitido por Daniel Noboa Azín, en su doble rol como presidente y candidato, ha encendido la alarma sobre el debilitamiento de la institucionalidad en Ecuador.
Este decreto delega temporalmente la presidencia a Cynthia Gellibert, una figura designada arbitrariamente y sin respaldo electoral, ignorando la existencia de una vicepresidenta en funciones y elegida democráticamente, Verónica Abad, quien debería asumir funciones en su reemplazo como dicta la Constitución y las leyes.
La decisión ha sido ampliamente cuestionada por juristas, académicos y ciudadanos, quienes han señalado que el decreto vulnera el Artículo 146 de la Constitución y el Artículo 287 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), pues permite que una figura no electa ocupe un cargo que no le corresponde, incurriendo potencialmente en el delito de usurpación de funciones.
Elena Nájera, vocal del Consejo Nacional Electoral, calificó el encargo como «incorrecto», enfatizando que la vicepresidencia no es un cargo que el mandatario pueda ignorar o reemplazar por voluntad propia. Otros, como el constitucionalista Rafael Oyarte, recordaron que la Constitución exige que cualquier licencia presidencial sea aprobada por la Asamblea Nacional y que, en su ausencia, el reemplazo debe ser la vicepresidenta en funciones.
El constitucionalista André Benavides ha cuestionado no solo la legalidad de la medida, sino también la ética de Noboa al no solicitar licencia para hacer campaña, dejando en evidencia una burla al marco legal vigente.
El trasfondo de este decreto parece responder más a caprichos políticos que a razones legítimas. Noboa, en su doble papel como presidente y candidato, manipula las instituciones para su conveniencia, fragmentando aún más el ya debilitado Estado de Derecho ecuatoriano. Este episodio no solo refleja el deterioro institucional, sino que también subraya la necesidad urgente de que las autoridades competentes ejerzan un control efectivo sobre el Ejecutivo y preserven el equilibrio de la democracia señaló el jurista Ernesto Pazmiño.