En el contexto actual del sector eléctrico en Ecuador, la delegación de la operación y mantenimiento de las centrales hidroeléctricas se presenta como una estrategia crucial para asegurar la sostenibilidad y eficiencia del sistema energético nacional.
Ante la creciente demanda energética y las limitaciones financieras del Estado, expertos, líderes de opinión y analistas abogan por la delegación de funciones, particularmente en infraestructuras críticas como la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.
Esta práctica, que no implica la privatización de activos, sino su administración eficiente por parte de entidades privadas es vista como una solución viable para optimizar el uso de recursos y prolongar la vida útil de las instalaciones existentes.
Al respecto, la presidenta de la Cámara de Comercio de Quito, Mónica Heller, ha sido enfática: “Tenemos que ser congruentes y consecuentes. ¿Queremos un país que no tenga cortes energéticos? Eso tiene dos caminos: o el Estado invierte lo que tiene que invertir, hace los mantenimientos que debe hacer y genera la suficiente capacidad o en su defecto tiene que recurrir al sector privado”.
Para ella, “si no hay un Estado que tiene recursos, porque evidentemente el Estado en este momento ha transparentado que no tiene los recursos, ¿cuál es la alternativa? ¿No tener luz? Al sector privado no hay que satanizarlo. El sector privado en un gran recurso y es un gran apoyo y es una lástima que cuando no se le necesita y cuando se le necesita se le pide ayuda” y sentencia de manera firma: “Al sector privado no importa cuanto se le maltrata siempre está dispuesto a colaborar”
Los desafíos que atraviesa Ecuador son significativos, especialmente en la necesidad de nueva generación energética y el mantenimiento adecuado de la infraestructura existente.
La Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC) ha reconocido esta situación al aprobar el reglamento de proyectos asociativos, que permite la colaboración con el sector privado.
Según el consultor energético Gabriel Secaira, con amplia trayectoria en el sector, la delegación de la operación y mantenimiento de las centrales de generación, como Coca Codo Sinclair, a manos privadas puede aliviar la carga financiera del Estado.
Secaira señala que «las centrales de generación que tiene propiedad la Corporación Eléctrica son factibles de delegar a un privado para que lo administre, lo opere y lo mantenga con sus propios recursos».
Esta delegación se enmarca dentro de una estrategia más amplia para garantizar que el sistema eléctrico reciba el apoyo necesario para satisfacer la creciente demanda energética del país. Sin la capacidad de realizar inversiones significativas, el Estado ve en la delegación una alternativa eficaz para mantener operativa su infraestructura clave, sin comprometer la propiedad estatal de estos activos.
Coca Codo Sinclair, la central hidroeléctrica más grande del Ecuador, es un ejemplo emblemático de una infraestructura que se beneficiaría significativamente de la delegación de su operación y mantenimiento. Con una capacidad instalada de 1.500 megavatios, esta central juega un papel vital en la matriz energética del país. Sin embargo, su operación efectiva requiere un mantenimiento continuo y una gestión técnica especializada, aspectos que pueden ser mejor manejados por una empresa privada con los recursos y la experiencia necesarios.
El geólogo Alfredo Carrasco respalda esta idea, destacando que la delegación puede ser beneficiosa siempre y cuando se eviten monopolios y se negocien tarifas justas: «En la medida en la que no haya un monopolio y que haya una buena negociación sobre tarifas yo no le veo problema». La participación de empresas privadas podría no solo garantizar el mantenimiento adecuado de la central, sino también mejorar su eficiencia operativa, lo que a su vez podría prolongar su vida útil y reducir los costos operativos a largo plazo.
Es importante destacar que la delegación no implica la privatización de los activos del Estado. Como menciona Alberto Acosta Burneo, «en concesión: la propiedad del activo sigue siendo del Estado, solo se transfiere su administración». Este modelo permite que el Estado mantenga el control sobre los activos estratégicos, mientras que se beneficia de la eficiencia y experiencia del sector privado en la gestión operativa.
El temor a la privatización ha generado confusiones y resistencia en el pasado, como lo demuestran los intentos fallidos de concesionar activos públicos. Sin embargo, la delegación bien estructurada y negociada, con claros términos y condiciones, puede ser un mecanismo poderoso para asegurar que las infraestructuras críticas del país se mantengan operativas y en buen estado sin necesidad de una venta de activos. El caso de la central hidroeléctrica Sopladora, mencionada por el ex presidente Rafael Correa, ilustra cómo la concesión puede transformar la riqueza del Estado en liquidez, sin perder el control sobre los activos estratégicos.
La delegación de la operación y mantenimiento de las centrales hidroeléctricas en Ecuador, es una alternativa estratégica para enfrentar los desafíos actuales del sector eléctrico. En un contexto de limitaciones financieras y creciente demanda energética, esta medida permitiría al Estado asegurar la sostenibilidad y eficiencia de su infraestructura energética, sin comprometer su propiedad. Mediante una administración privada eficiente, estas centrales no solo podrían mantener su operatividad, sino también mejorar su desempeño, garantizando así que el Ecuador siga contando con una fuente confiable de energía para el futuro.
Informa Ecuador