En febrero de 2020, Ecuador fue testigo de un evento sin precedentes: el colapso y desaparición de la cascada San Rafael, la caída de agua más grande del país. Este fenómeno, calificado como «misterioso» por el Monitoring of the Andes Amazon Program de Amazon Conservation, desató un proceso de erosión regresiva único en el mundo, generando debates y especulaciones sobre sus causas.
Un fenómeno natural inusual
El informe de Amazon Conservation destacó que la desaparición de la cascada fue un evento natural inusual, sin relación directa con la construcción y operación de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair. Para los expertos ambientales, la eliminación repentina de esta barrera natural habría sido el detonante del fenómeno geológico.
En el momento del colapso, la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair llevaba cuatro años en operación bajo la gestión del Estado ecuatoriano, tras ocho años de construcción a cargo de Sinohydro Corporation. Medios locales, como Radio Sucumbíos, informaron que la implosión de la roca que sostenía la cascada fue causada por fuertes lluvias, lo que generó un cráter y desvió el cauce del río. El Ministerio del Ambiente también descartó cualquier vínculo entre el fenómeno y la hidroeléctrica.
Advertencias científicas previas
Aunque el evento sorprendió a muchos, el geólogo Jorge Sevilla, con una larga trayectoria en el campo, reveló que ya en 1990 había advertido sobre la eventual desaparición de la cascada. Según sus estudios, la composición del suelo y las condiciones hidrológicas de la zona hacían previsible este desenlace.
Sevilla no fue el único en notar la fragilidad del terreno. Un reportaje de Marcela García y Juan Diego Pérez Arias describió cómo el terremoto de 1987 había dejado al descubierto la inestabilidad de la zona, comparándola con un «gran pastel» que se desplomó, revelando las entrañas de la tierra. Los inviernos sucesivos y los constantes deslizamientos acentuaron aún más la fragilidad del paisaje.
Un ícono natural perdido
La cascada San Rafael no solo fue un símbolo natural de Ecuador, sino también un destino turístico que atraía a visitantes de todo el mundo. Fotógrafos y amantes de la naturaleza capturaron su majestuosidad, convirtiéndola en un ícono de la belleza ecuatoriana. Su desaparición dejó un vacío en el paisaje y en la memoria colectiva del país.
Reflexiones sobre la fragilidad de la naturaleza
La desaparición de la cascada San Rafael es un recordatorio del dinamismo de la naturaleza y de la importancia de entender los procesos geológicos a largo plazo. Este fenómeno, único en su tipo, sigue siendo objeto de estudio para investigadores de todo el mundo y un caso emblemático de las transformaciones irreversibles que pueden ocurrir en los ecosistemas.
Más allá de las lecturas políticas o las especulaciones, este evento nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de nuestro patrimonio natural y la necesidad de protegerlo para las generaciones futuras.
FIN