El aumento del costo de la vida está provocando una serie de crisis en Ecuador que afectan tanto la economía como la seguridad, el empleo, la salud y la calidad de vida de los ecuatorianos. A medida que los ciudadanos enfrentan altos precios, la inseguridad, la falta de empleo y las dificultades para acceder a servicios básicos, la situación social se torna cada vez más grave.
Crisis de seguridad
Desde 2023, Ecuador ha vivido una notable desaceleración económica, atribuida principalmente a la creciente inseguridad. La presencia del crimen organizado y la infiltración del narcotráfico en las instituciones del Estado y en la banca privada han exacerbado la situación. A pesar de las medidas tomadas, como la declaración de Estados de excepción y el lanzamiento de planes de seguridad, no se ha logrado una reducción significativa de la violencia. Al contrario, los abusos de derechos humanos han aumentado, incluidos casos de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, como el de los 4 menores de Las Malvinas en Guayaquil.
Crisis económica
La economía de Ecuador ha sufrido un golpe profundo debido a las políticas neoliberales implementadas por el actual gobierno y sus antecesores. El endeudamiento con el FMI y el recorte del gasto social, junto con la entrega de las Islas Galápagos como base militar, han agravado la situación. Según el Foro de Economía, en 2024 el PIB del país se contrajo en más de un 2%, lo que refleja un estancamiento económico. La falta de inversión pública y la escasa creación de fuentes de empleo digno siguen siendo factores clave que agravan la crisis económica.
Crisis energética
A partir de 2023, los apagones eléctricos se convirtieron en una crisis aún mayor, afectando a pequeñas y medianas empresas. Estas no cuentan con recursos para invertir en generadores eléctricos, lo que las puso al borde de la quiebra. El gobierno central manejó de manera inadecuada esta situación, provocando apagones de hasta 14 horas, lo que ha tenido un impacto directo en la producción y la economía del país. Según el Ministro de Finanzas, los apagones podrían haber costado hasta el 1,5% del PIB, entre 1.188 millones y 1.782 millones de dólares.
Crisis de empleo
La inseguridad, los apagones y la recesión económica han afectado gravemente el empleo. En el último año, se han perdido alrededor de 270.000 empleos, sumándose a los 700.000 empleos perdidos durante la pandemia. Para finales de 2024, solo el 33% de los ecuatorianos tenía un empleo pleno, una cifra menor a la de los años anteriores. Además, la tasa de desempleo ha aumentado ligeramente, y el trabajo informal afecta al 58% de la población.
Aumento de la pobreza y pobreza extrema
El costo de la vida también ha elevado la pobreza en Ecuador. A finales de 2024, 5 millones de ecuatorianos vivían con menos de 3 dólares al día, y 2,3 millones sobrevivían con menos de 1,7 dólares. La pobreza extrema afectó a 560.000 personas más durante el gobierno actual. Esta situación ha generado un deterioro aún mayor en las condiciones sociales y económicas, además de generar desconfianza en las relaciones internacionales y en la inversión extranjera.
Crisis juvenil
Según un estudio de Children International y Empleo Joven, el 80,1% de los jóvenes ecuatorianos no tiene empleo, y muchos dependen económicamente de sus padres. A pesar de que el 46,6% de los jóvenes tiene educación superior, la falta de experiencia y los altos requisitos laborales dificultan su acceso al mercado laboral. Esto provoca una dependencia económica prolongada, lo que limita su independencia y su capacidad de consumir e invertir en su futuro.
Además, muchos jóvenes consideran la migración como una solución a sus problemas, aunque esto conlleva riesgos como la deportación o el endeudamiento.
Crisis sanitaria
El aumento del costo de la vida también impacta negativamente en la salud de los ecuatorianos. Las altas tarifas y la escasa calidad de los servicios de salud pública contribuyen a una disminución de la calidad de vida. La falta de acceso a atención médica adecuada provoca un aumento en la mortalidad infantil y enfermedades relacionadas con la mala alimentación. La tendencia a consumir alimentos procesados y baratos está contribuyendo al aumento de la desnutrición infantil y enfermedades relacionadas con el sobrepeso.
Propuesta de solución: Un modelo económico alternativo
Para abordar esta crisis multidimensional, Ecuador podría considerar un modelo económico alternativo, como el modelo keynesiano, que promueva la equidad, la eficiencia y el bienestar común. Este enfoque puede generar progreso social, proteger la naturaleza y promover la justicia económica.
Las políticas neoliberales aplicadas en los últimos años solo han acelerado las desigualdades y destruido la inversión social. Es fundamental buscar alternativas que fomenten una distribución más justa de los recursos, garanticen el acceso a servicios básicos y promuevan el bienestar de la población.
La situación actual de Ecuador exige un cambio urgente y radical para superar las crisis económicas, sociales y de seguridad que afectan al país.