Desde la finalización de la primera vuelta electoral el pasado 09 de febrero de 2025, el presidente-candidato Daniel Noboa ha intensificado su presencia en los territorios, ofreciendo múltiples bonos y ayudas económicas en calidad de Presidente de la República.
Estos beneficios suman ya 14 iniciativas que incluyen becas, bonos, pagos e incentivos destinados a diversos sectores de la población. El monto total de estas ofertas asciende a más de 518 millones de dólares, una cifra que genera interrogantes sobre la viabilidad económica del país.

La magnitud del gasto y sus implicaciones
Este desembolso proyectado es, según análisis del economista Marco Flores, considerablemente alto, representa casi 10 veces el costo estimado de la nueva cárcel de Santa Elena. Además, supera en 35 veces el déficit presupuestario actual que enfrenta el Ecuador, según el Ministerio de Economía y Finanzas.
El expresidente Rafael Correa enfatizó que los bonos ofrecidos, que no están presupuestados, incrementarán el déficit fiscal, afectarán las reservas del país y «reventarán la dolarización». «Un verdadero irresponsable haciendo campaña con el dinero y bienestar del pueblo ecuatoriano», enfatizó.
Estos bonos y ayudas van dirigidos a una variedad de sectores, como emprendedores, jóvenes, adultos desempleados, fuerzas armadas, familias afectadas por desastres naturales, y transportistas. Sin embargo, expertos sostienen que estos beneficios, aunque bien intencionados, pueden tener un carácter más electoral que estructural.
El déficit presupuestario: un agujero financiero sin respuesta
El presupuesto general del Estado para 2025 asciende a 36 mil millones de dólares, pero los ingresos proyectados solo cubren una fracción de esta cifra, dejando un déficit de 13 mil millones. El economista Flores apunta que el país está buscando fuentes de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los organismos multilaterales, además de recurrir a un «alto endeudamiento interno».
El panorama es aún más sombrío cuando se observa que mil millones de dólares se financiarán utilizando las reservas internacionales, y 2.300 millones de dólares no podrán ser cancelados este año, trasladándose al presupuesto de 2026.
La deuda y el futuro del país: una bomba de tiempo
El país ha pasado de tener una deuda de 47 mil millones de dólares en mayo de 2017 a una deuda de 88.500 millones hoy, lo que equivale al 72% del Producto Interno Bruto (PIB). Este incremento de la deuda no ha generado un crecimiento proporcional en el patrimonio del Estado, lo que preocupa a los analistas.
Según Flores, este desajuste presupuestario, combinado con los nuevos ofrecimientos electorales, difícilmente podrá materializarse debido a la falta de recursos estructurales para cubrirlos. El gobierno entrante, que asumirá en mayo de 2025, se enfrentará a un panorama económico crítico y una carga financiera abrumadora.
¿Realidad o mera estrategia electoral?
Con el auge de promesas económicas en pleno proceso electoral, surgen dudas sobre la viabilidad de estas ofertas. Las ayudas y bonos parecen más una táctica para captar votos que un plan concreto para resolver los problemas estructurales del país. El economista Flores no tiene dudas: “La economía ecuatoriana lleva más de ocho años sin generar los recursos suficientes para cubrir sus necesidades, y este panorama económico es lo que el próximo gobierno heredará”.