La grave crisis de las dializadoras: una deuda que mata
La situación de los pacientes renales en el país es alarmante. A pesar de las afirmaciones del candidato presidencial, Daniel Noboa, de que el gobierno ha realizado pagos a las clínicas dializadoras, la realidad es otra: el dinero recibido por estas clínicas no cubre ni una semana de tratamiento.
Gabriela Alvaro, representante de los pacientes renales de Pichincha, desmintió las declaraciones de Noboa, quien aseguró en una reciente entrevista que el Gobierno ya había saldado la deuda con las dializadoras. Alvaro, quien lleva 9 años luchando contra la insuficiencia renal crónica terminal, advirtió que la situación es crítica para los pacientes que dependen de estos tratamientos para sobrevivir.
Enfermedad renal: una batalla diaria contra la vida
Gabriela, diagnosticada con insuficiencia renal terminal, explicó que tras pasar de la diálisis peritoneal a la hemodiálisis, debe someterse a sesiones de diálisis de 4 horas cada una, tres veces por semana. Estas sesiones son esenciales para mantener su vida, ya que, en su condición, sus riñones ya no funcionan.
Sus citas, en su mayoría, son durante la madrugada, lo que le obligó a modificar sus horarios y adaptarse a los tiempos recomendados por los especialistas. Sin embargo, para otros pacientes la situación es aún más difícil, pues deben luchar no solo contra su enfermedad, sino contra la pobreza y la falta de recursos.
El estado crítico de los pacientes renales empeora cuando las dializadoras no reciben el pago adecuado y, como resultado, se ven obligadas a reducir la frecuencia de las sesiones. «Entre los pacientes hay quienes no tienen ni para comer. Y sin atención en las clínicas, esta situación se agrava», expresó Gabriela.
Los enfermos renales deben seguir una dieta estricta debido a que, al no orinar, cualquier líquido ingerido puede afectarles gravemente, incluso llevándolos al colapso de otros órganos como los pulmones y el corazón.
El pago insuficiente: una burla a la deuda millonaria
En 2023, los pacientes renales iniciaron una serie de plantones exigiendo el pago de la deuda histórica del Gobierno con las clínicas dializadoras. La deuda acumulada, que asciende a 320 millones de dólares entre el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), ha provocado la quiebra de varias clínicas y la muerte de al menos 1.000 pacientes por falta de atención.
El pago anunciado por el gobierno, que asciende a 4 millones de dólares, es ridículo frente a la magnitud de la deuda. Según Alvaro, «es como tener una deuda de 10.000 dólares y pagar solo 4 dólar». Este pago apenas cubre una semana de tratamiento para los pacientes. Además, muchos hospitales y clínicas de Quito, Guayaquil, Santo Domingo, Quevedo y Ventanas no han recibido ni un solo centavo de este supuesto pago.
A pesar de las declaraciones del gobierno sobre los pagos semanales, no se ha proporcionado información oficial sobre a qué clínicas se les ha cancelado la deuda. Cristina Freire, vocera de la Asociación de los Centros de Diálisis, señaló que, a finales de 2024, se les solicitó a las dializadoras emitir dos facturas con la esperanza de que el pago se realizara a inicios de 2025. Sin embargo, la misma se desvaneció cuando el gobierno pidió anular dichas facturas y no cumplió con su promesa de pago.
La desinformación y el desamparo de los pacientes renales
Noboa también aseguró que algunas clínicas compran insumos en el mercado negro, pero Álvaro desmintió esta afirmación, argumentando que todas las clínicas son auditadas y que el esfuerzo de las mismas es invaluable, ya que, muchas veces, priorizan a los pacientes por encima de los pagos a sus propios empleados. «Sé lo que las clínicas hacen para mantenernos vivos», subrayó.
El candidato presidencial insistió en que las derivaciones de pacientes renales han aumentado, pero Álvaro advirtió que este problema persiste por la falta de planes preventivos, insumos y equipos en los hospitales públicos, que no cuentan con los recursos suficientes para hacer frente a la creciente demanda de tratamiento para enfermedades renales.
Los pacientes renales en peligro de muerte
De los 24.000 pacientes renales en Ecuador, 10.000 se encuentran en peligro directo de morir por no recibir el tratamiento adecuado. Esta situación es aún más grave en las zonas rurales del país, donde la pobreza extrema agrava las condiciones de vida de los enfermos renales. «Yo, como paciente renal, sé lo que siente una persona que no completa su tratamiento de diálisis… el cuerpo se llena de toxinas», señaló Álvaro.
Las protestas de los pacientes renales no son solo un grito de desesperación, sino un reclamo legítimo por su derecho a la vida. «Molestamos porque queremos sobrevivir», dijo Gabriela. Los pacientes exigen que el gobierno cumpla con su obligación de pagar la deuda y garantice la continuidad de los tratamientos.
La crisis sanitaria y el incumplimiento del gobierno
Desde 2023, el gobierno ha incumplido con los pagos a las dializadoras y ha incrementado las multas, lo que agrava aún más la situación. Las clínicas, que ya enfrentan una deuda millonaria con sus proveedores, deben seguir prestando servicio o enfrentarse a penalizaciones. Mientras tanto, la red pública de salud vive una crisis similar, con hospitales y clínicas sin insumos, sin personal médico y con equipos dañados por falta de mantenimiento.
El gobierno no solo ha fallado en cumplir con su obligación con los pacientes renales, sino que ha puesto en riesgo la vida de miles de ecuatorianos al no garantizar un tratamiento adecuado. La deuda continúa creciendo, y la vida de los pacientes sigue en juego.
