A su llegada a Ecuador TV, sede del debate presidencial, el candidato-presidente Daniel Noboa evitó responder a la prensa. En contraste, la candidata Luisa González sí atendió a los medios y cuestionó si Noboa había solicitado licencia para participar, tal como exige la ley.
Nervioso y sin respuestas claras
Durante el eje de educación, Noboa mostró nerviosismo. Evitó mirar a los ojos de la candidata y del público, repitió muletillas sobre la «tabla de drogas» y la «desdolarización» y no presentó datos concretos.
Aseguró que su gobierno ha reducido la deserción escolar, mejorado la infraestructura educativa y construido nuevas escuelas. Sin embargo, los datos contradicen su discurso: en su mandato, la deserción escolar alcanzó cifras récord, con más de 72 mil niños y jóvenes fuera del sistema en el último año. Además, de las 10 escuelas prometidas, solo cuatro están en fase inicial y las seis restantes ni siquiera han comenzado su construcción.
Contradicciones sobre contratos y becas
Noboa afirmó que retiró la concesión de alimentación escolar a una empresa vinculada al narcotráfico y negó que su familia tenga participación en el programa de desayunos escolares. No obstante, el contrato fue adjudicado a El Ordeño y Agriesteban, empresas con vínculos con Isabel Noboa, tía del presidente.
También aseguró haber entregado 107 mil becas, pero tras la repregunta de Luisa González, corrigió la cifra a 100 mil. Investigaciones revelan que estas becas no cuentan con certificación presupuestaria ni acuerdos con institutos o universidades.
Promesas de bonos sin respaldo
El candidato-presidente mencionó la entrega de bonos para emprendedores, pero el decreto que los habilita se emitió el 22 de marzo, apenas un día antes del debate, y aún no se ha distribuido el beneficio. Además, en el debate presidencial de 2023, Noboa desestimó este tipo de ayudas, calificándolas de «caridad».
Narrativa sin sustento
Noboa sostuvo que en el sistema educativo existe un «adoctrinamiento», pese a que la Revolución Ciudadana no gobierna desde hace ocho años. En ese caso, cualquier tipo de adoctrinamiento provendría de su propia administración.
Sus intervenciones carecieron de respuestas concretas y datos verificables. En su lugar, repitió discursos que ya han sido desmentidos por plataformas de verificación como Lupa Media.