Noboa, ¿Ignorancia o mentira?
Durante una entrevista en TC Televisión, el candidato presidencial Daniel Noboa afirmó que Ecuador estaba vendiendo «5 gigas» de electricidad a Colombia, haciendo referencia a la recuperación de los embalses debido a las lluvias. Estas declaraciones rápidamente desataron memes y críticas en redes sociales.
¿«Gigas» o «gigavatios»?
La confusión provino del uso incorrecto del término «gigas», asociado comúnmente al almacenamiento digital. Si se refería a «gigavatios», la declaración sigue siendo incorrecta. Ecuador no tiene la capacidad de exportar 5,000 MW de electricidad a Colombia, como sugirió Noboa. La línea de interconexión tiene una capacidad máxima de solo 450 MW.
Colombia desmiente la venta
El Ministerio de Energía de Colombia desmintió las afirmaciones, aclarando que no ha recibido electricidad de Ecuador en los últimos dos años. Según los informes oficiales, los intercambios de energía entre ambos países no corresponden a transacciones comerciales directas.
Déficit eléctrico en Ecuador
A pesar de la recuperación de los embalses, Ecuador enfrenta un déficit de 2,000 MW de generación eléctrica, y la construcción de plantas que supuestamente resolverían este problema está retrasada. Sofía Espín, asambleísta, señala que el gobierno no ha explicado cómo cubrirá ese déficit, lo que podría llevar a apagones masivos.
Contratos fallidos y corrupción
Noboa sigue debiendo al país: las empresas PROGEN y TM, contratadas para generar 250 MW, no han cumplido sus plazos. Las plantas térmicas aún no están operativas, y el país pierde millones de dólares anualmente por la falta de estas centrales. Los contratos, según Espín, evidencian irregularidades y corrupción.
La verdad: no hay soluciones rápidas
El sistema eléctrico sigue siendo una bomba de tiempo. Las centrales de generación Quevedo y Salitral, cuya puesta en marcha fue prometida para finales de 2024, siguen sin operar. La falta de instalación ha generado pérdidas de más de 1,000 millones de dólares anuales. «No le mienta más al país», concluye Espín.