Cuando se pregunta por grandes directores de orquesta, se piensa quizás en Simon Rattle, Kent Nagano o Daniel Barenboim.
La profesión está tradicionalmente dominada por hombres, aún son pocas las mujeres que aspiran a ella.
Entre ellas se encuentra la alemana Mareike Jörling, de la ciudad de Oldenburg. La joven de 25 años cursa actualmente la maestría en dirección en la universidad de música Detmold, en el noroeste de Alemania.
En su clase hay siete estudiantes, dos de ellas mujeres. Pero en el semestre del invierno europeo 2023/2024 no habrá más mujeres entre los maestrandos.
Una situación similar se vive en la universidad de música, teatro y medios de comunicación de la ciudad alemana de Hannover. Allí siete estudiantes se inscribieron en dirección de orquesta, de ellos solo una es mujer.
“Aún estamos lejos de una proporción 50-50”, sostiene Florian Ludwig, profesor de Jörling, quien precisa que solo el diez por ciento de las solicitudes son de mujeres.
En Alemania existen programas de fomento especiales para jóvenes directoras de orquesta. “Pero si no tenemos suficientes candidatas, resulta difícil”, dice Ludwig. Por eso, agrega, le gustaría que hubiera una promoción de la música y una búsqueda de talentos en la escuela.
Las cátedras correspondientes en las universidades alemanas también son dirigidas casi exclusivamente por hombres.
La situación es similar en las cerca de 130 orquestas profesionales que existen en Alemania, solo tres de ellas son dirigidas por mujeres.
Una de ellas es Joana Mallwitz, oriunda de la ciudad de Hildesheim y quien en 2019 fue destacada por la revista “Opernwelt” como la directora del año. Mallwitz se incorporará la próxima temporada a la Konzerthausorchester de Berlín y será así la primera mujer que dirige una gran orquesta sinfónica de la capital alemana.
“La profesión quedó totalmente olvidada en lo que respecta a la igualdad de derechos”, afirma el profesor Ludwig. La actual película de cine “Tár”, sobre una directora de orquesta ficticia que abusa del poder, interpretada por Cate Blanchett, no contribuye a cambiar esta situación.
Jelena Rothermel, del centro de investigación “Archiv Frau und Musik” (Archivo Mujeres y Música), señala que antes se negaba a las mujeres la capacidad de liderazgo y, a veces, incluso una comprensión profunda de la música.
No solo existían prejuicios hacia las directoras de orquesta, sino también hacia las compositoras.
Las excepciones confirmaron la regla y la estadounidense Antonia Brico (1902-1989) fue considerada una de las primeras directoras de renombre mundial. Fue la primera mujer en dirigir la Filarmónica de Nueva York.
Rothermel también ve un cambio. “Ya no se demanda un genio que se ponga al frente y tome completamente el control de la dirección, sino que va más en la dirección de un jugador de equipo”.
El profesor Ludwig opina parecido, pero también advierte que “una profesión que funciona así por impacto de la personalidad es muy susceptible de recaer en viejos patrones de autoridad”.
Subliminalmente, sostiene el experto, incluso los músicos autorreflexivos y sensatos admiran a las figuras alfa autoritarias en el podio del director de orquesta, que, según el cliché, suelen encarnar los hombres.
Ludwig sostiene que también hay voces aisladas que afirman, por ejemplo, que las directoras de orquesta tienen un toque demasiado suave. “Eso es un disparate total”, dice el profesor. “No depende del sexo, sino del carácter”.
Con información de DPA