La Central Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair (CCS), la mayor infraestructura hidroeléctrica del Ecuador, ha sido objeto de múltiples críticas y desinformación en los últimos años. Es crucial aclarar algunos puntos fundamentales para valorar con precisión su impacto en el sistema eléctrico ecuatoriano. Este artículo desmiente algunos de los argumentos más comunes y presenta datos técnicos basados en fuentes verificables.
Uno de los argumentos más repetidos señala que las exportaciones de energía de Coca Codo Sinclair han sido mínimas desde su inauguración. Sin embargo, los datos oficiales proporcionados por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) refutan esta afirmación. Según los registros entre 2020 y 2023, las exportaciones han sido las siguientes:
2020: 1.339,43 GWh
2021: 522,84 GWh
2022: 191,57 GWh
2023: 543,07 GWh
Aunque es cierto que las exportaciones variaron año a año, estas fluctuaciones responden a la oferta y demanda interna del país, que prioriza el abastecimiento del mercado local antes de la exportación. No obstante, las cifras muestran una capacidad significativa de Coca Codo Sinclair para generar excedentes exportables de energía, incluso en años con baja producción regional.
Otro de los argumentos recurrentes se refiere a las limitaciones de la central para alcanzar su capacidad máxima. Algunos críticos mencionan que solo en ocasiones llega a generar 1.000 MW, lo cual no refleja el desempeño real de la central. En noviembre de 2023, en plena temporada de estiaje, Coca Codo Sinclair alcanzó una producción de 1.440 MW, demostrando su capacidad de operar a niveles cercanos a su máxima capacidad nominal de 1.500 MW, incluso en condiciones adversas.
Durante el mismo año, Coca Codo Sinclair rompió récords de producción total, lo que reafirma que la central está cumpliendo con los objetivos operativos previstos desde su concepción. En cuanto a su contribución al sistema eléctrico, se menciona frecuentemente que aporta entre el 25% y el 30% de la energía nacional, lo cual es correcto, pero se ha calificado de «inconstante». No obstante, la página oficial de CENACE reporta una contribución constante del 32% durante el último año, lo que muestra que la central no solo opera de manera estable, sino que tiene un rol crucial dentro de la matriz energética del país.
En relación a la infraestructura, se ha generado preocupación sobre supuestas miles de fisuras en la central. Se ha mencionado el número de 17.000 fisuras, una cifra recurrente en los discursos del fallecido exlegislador Fernando Villavicencio. Sin embargo, esta información ha sido descontextualizada. Las fisuras mencionadas corresponden a micro fisuras superficiales en el hormigón, un fenómeno común en infraestructuras de gran escala y que no comprometen la seguridad estructural de la central. Los informes técnicos han demostrado que estas fisuras no representan un peligro inminente para la operación de Coca Codo Sinclair.
Otro punto que ha suscitado preocupación son las más de 60 paralizaciones que se han registrado desde 2019. Estas interrupciones no están relacionadas con defectos de construcción, sino con la acumulación de sedimentos en los desarenadores debido a la alta carga de materiales arrastrados por el río Coca. Gran parte de esta sedimentación se debe a prácticas de agricultura ilegal río arriba, que incrementa el nivel de desechos en el flujo del agua. La central ha implementado medidas de mantenimiento preventivo para mitigar el impacto de estos factores externos, lo cual es una práctica estándar en instalaciones hidroeléctricas de su tipo.
Finalmente, un tema de constante debate ha sido el costo total de la construcción de Coca Codo Sinclair. Se ha mencionado que la central costó 3.300 millones de dólares, cuando los registros oficiales indican un costo real de 2.700 millones de dólares. La discrepancia surge porque algunas fuentes agregan los costos de las líneas de transmisión al valor de la central, lo cual no es correcto. Estas líneas de transmisión, aunque vinculadas a la operación de Coca Codo Sinclair, son proyectos separados que no forman parte del costo directo de la hidroeléctrica. El costo de 2.700 millones de dólares está alineado con los estándares internacionales para obras de esta magnitud, que demandan un nivel de inversión proporcional a su complejidad y capacidad.
Informa Ecuador